Ruta circular que iniciamos en las cabañas que hay junto a las piscinas naturales de Carreciá, pensando que el final del recorrido ha de pasar por este punto y así, a diferencia de otros años, evitamos la subida por carretera hasta Acebo.
Como en otras ocasiones, en verano el día para hacer la ruta debe ser seleccionado en función de la temperatura, hoy es de los últimos días antes de que se inicie una cánula que se está anunciando, la temperatura a primera hora es incluso fresca, unos 19º.
Tomamos la carretera CC32.1 dirección Hoyos, cruzamos el pueblo de Acebo y una vez lo abandonamos en un par de kilómetros aparece a la derecha un camino que lleva a la casa rural Los Robles y con un cartel indica la dirección del Jálama, ahí se debe iniciar un duro ascenso cimentado hasta alcanzar una parte más plana donde desaparece el cemento y se convierte en un camino rural de tierra.
Enseguida aparece Acebo en la parte inferior de la ladera que llevamos a nuestra derecha y muy muy al fondo difuminado el valle del Alagón con el embalse Borbollón.
Vista de Acebo y el valle del Alagón con el embalse de Borbollón
En unos kilómetros nace el bosque con los robles que nos protegen del calor, dan sombra y fresco, incluso humedad, y esta vez pocos mosquitos molestos nos hemos encontrado comparado con el año anterior que fue un martirio.
Hemos hecho el tramo del bosque relativamente con rapidez, la temperatura acompaña y enseguida salimos a la luz justo donde aparece la fuente de la Represa con sus pilones tallados en piedra, poca agua circula por ella este año.
Pilones de la Represa y el majestuoso Jaláma al fondo
Nos cruzamos con un coche, deben ser ganaderos pues hace un momento estaban dando de comer a las vacas situadas justo donde finaliza la pista para vehículos y comienza la calzada romana, bueno, sus restos.
Dejamos a nuestra izquierda los caminos que vienen de Trevejo, Villamiel y San Martín de Trevejo, y enseguida vamos en busca del final de la pista e inicio de la calzada romana; en el replano hacemos una parada hacer unas fotos, recomponernos y comer alguna cosa.
Parada fotográfica, recomponer el cuerpo justo antes de iniciar la calzada romana
Un cartel que clasifica al monte como utilidad nº 9, monte de utilidad e interés general, anuncia el final de la pista, aquí iniciamos la calzada romana, es un camino de suelo empedrado con gran desnivel que circular por él es complicado e incluso peligroso, en ocasiones tenemos que descender de la bicicleta pues hay piedras sueltas o incluso escalones que mandan la bicicleta a cualquier lado.
Tramos de la calzada romana
Tramos de la calzada romana (Video)
Encontramos de nuevo fuentes, se mantienen conservadas después de su restauración pero la maleza empieza a ocupar su espacio; evidentemente el agua que por ellas sale es muy fría.
Las fuentes al pie de la calzada
Superamos una tercera fuente a nuestra derecha sin parar pues este año no saca ni gota de agua, es el efecto del cambio climático.
La calzada sigue su ascenso, en ocasiones muy dificultosa, debemos estar prácticamente en el vértice de la cabecera del valle del Xálima, aparece todo el valle con Acebo en primer plano y el Borbollón en el fondo; seguro que a nuestros pies se encuentra el embalse del Prado de las Monjas, aparecerá poco más adelante, solo nos queda ascender un poco para coger la altitud máxima de este recorrido, a partir de ese punto ya todo prácticamente es descenso.
Camino de la calzada romana con el valle del Xálima
Superamos de nuevo un trozo de calzada romana justo en el punto que, a unos 30 metros por encima nuestro, se encuentran las abandonadas minas de wolframio, que en la pasada edición del recorrido fuimos a ver; esta vez vamos a pasar de largo y así alcanzamos ya el punto más álgido de este recorrido, en la base del Jálama a unos 1.170 metros de altitud; desde aquí ya se deja ver el embalse del Prado de las Monjas, aunque se ve más completo desde la otra ladera, aún nos queda un trecho para ello.
Al fondo el embalse del Prado de las Monjas
Antes de iniciar el descenso me viene el recuerdo en este punto de las reivindicaciones de la gente lugareña por sus derechos de la naturaleza al impedir la reobertura de las minas de wolframio, de nuevo desde este blog apoyamos totalmente la iniciativa y pedimos respeto por la naturaleza.
NO A LA MINA
El descenso se hace cada vez más intenso con mucha piedra aunque no llega a resultar peligroso, quizás alguna rampas vertiginosa pero nada que no sea superable.
Llegamos al cortafuegos que circula paralelo a la carretera de El Payo y nos adentramos en el bosque de pinares de cultivo y recolección de resina.
Después de tomar diversos caminos siguiendo el laberinto de caminos que se adentran por el bosque de pinos, nos volvemos a encontrar con la última subida que nos deja de nuevo en el cortafuegos; ya es coser y cantar para alcanzar el inicio del descenso por el camino de Castilla.
El camino, por mejor decir sendero, resulta muy técnico, un descenso pronunciado con piedra suelta oculta por la vegetación y en ocasiones dispuesta como resto de calzada romana.Al inicio del sendero, en las primeras curvas a modo de horquilla queda el manantial de Santa María literalmente desaparecido debido al abandono y a la invasión de la vegetación, mayoritariamente zarzas, no estaría de más un pequeño esfuerzo en recuperar el manantial con su banco y su mesa.
Desde aquí las vistas son magníficas, enfrente la otra ladera y el Jálama con el camino que hemos traído en su base y a nuestros pies el embalse de las Monjas.
Vistas del embalse del Prado de las Monjas
El descenso lo hacemos muy rápidos, parece que ya nos conozcamos de memoria el camino y enseguida llegamos a la Encrucijada, un cruce de caminos y poco más adelante el mirador de la Ventosa.
Desde este mirador el camino coge una pendiente importante y peligrosa, los frenos son imprescindibles hasta que se alcanza el replano del camping al lado de las piscinas naturales, solo hay que seguir el camino unos metros para salir a la carretera asfaltada que nos debe llevar a Acebo después de ascender durante aproximadamente un kilómetro una vez cruzamos el río por el puente junto a las piscinas naturales de Carreciá donde tomamos un refresco y comemos para dar por finalizado el recorrido.
Recorrido total : 33,82 km con 902m. de desnivel acumulado