31 de marzo de 2021 - Montseny - Collformic - Montseny

Esta ruta la hemos realizado erróneamente en sentido de las agujas del reloj, la cuestión es que viendo la ruta sobre plano el desnivel y kilómetros se adivinaba más duro el ascenso por la izquierda (sentido agujas del reloj) en lugar de realizarla por la parte derecha ascendiendo hasta Collformic, cruzando Pla de la Calma dirección Sur (orientado hacia Cardedeu) y descendiendo por el camino de mayor desnivel.

Salimos de las piscinas del Montseny, bonito y sombreado merendero rodeado de bosque con un restaurant y pistas de paddel incluidas.

Al salir seguimos la ruta del GPS, que nos va avisando continuamente pero nosotros mirando la ruta vemos que estamos situados sobre el camino y por tanto seguimos adelante sin caer en la cuenta que es el camino de bajada.

Obviando esta confusión el camino nada más cruzar la riera de Sant Marçal se convierte en una continua subida, unas veces con más desnivel otras veces con menos, pero siempre subiendo sin ningún descansillo donde poder recuperar.

En el primer cruce que se nos presenta pasamos junto a un indicador a 'Pla de la Calma' escrito sobre la pared con pintura blanca.

Y enseguida la primera horquilla que nos devuelve hacia el norte, enfocados al Turó de l'Home, empezamos a ganar rápidamente altura.

Y la subida sigue, sin descanso para de nuevo virar hacia el sur, esta vez apuntando al destino, Collformic y el Pla de la Calma.

Atrás, en el fondo queda el valle por donde circula la riera de Sant Marçal y desde donde hemos iniciado la ruta; esta riera más abajo se hará adulta y se convertirá en el río Tordera.

Circulando por el fondo del valle la riera de Sant Marçal

Y seguimos subiendo sin descanso, de nuevo más horquillas que cambian nuestra dirección; realizamos una breve parada para observar el imponente Turó de l'Home y las casas o bungalows del camping Masia Can Cervera que pintorescamente salpican la montaña de la ladera contraria.

Un breve descanso para deleitarnos con las vistas

Y así alcanzamos la masía de Casanova del Molar, un indicador nos señala la dirección de La Calma, la masía se queda en el camino de la izquierda.

Circulando por el fondo del valle la riera de Sant Marçal

Retomamos de nuevo el camino que sigue en ascenso sin descanso, y ahora con el sol castigando, aquí el bosque es prácticamente nulo, el camino queda al desnudo y desprotegido con lo cual se hace polvoriento pero permite tener unas vistas privilegiadas, ya hay quien decide quitarse el maillot.

Las vistas son espectaculares, el calor hace que sobre ropa

Nos encontramos con un espejismo, el camino parece adentrarse en una zona boscosa de encinas y justo en una sombría y húmeda curva nos encontramos una pequeña cascada por la que el agua se desliza suavemente, es el Sot Sec.

La pequeña cascada del Sot Sec

De nuevo sigue el ascenso, de nuevo sin descanso alguno, nos adelanta una furgoneta y deja todo el polvo en suspensión haciendo más duro si cabe el ascenso.

La altitud que estamos cogiendo es notable, las vistas del camino que hemos traído nos da una buena pista del desnivel que llevamos ya superado, sobre unos 500 metros. Ya no se ve el fondo del valle, tan solo el camino serpenteante ascendiendo hasta el punto en que nos encontramos y en una ladera la masía de Casanova del Molar.

En la ladera izquierda la masía de Casanova del Molar

Un par de horquillas más y llegamos al Molar, el único replano para recuperar (si así se le puede considerar) que hemos encontrado hasta el momento, y una vez realizado el recorrido ya puedo asegurar que no encontraremos otro más.

Nos deleitamos haciendo alguna foto en el verde replano antes de reiniciar la ruta.



El replano del Molar y la masía

Rodeamos la masía para seguir la ruta, a la derecha queda la furgoneta y las personas que nos habían adelantado en la zona del Sot Sec.

Y empieza la tortura, porque si hasta ahora nos parecía duro el ascenso, ahora ya se incrementa en dos o tres puntos más, las rampas adquieren un desnivel considerable y las encinas son muy pequeñas como para sombrear el camino, que además se hace más pedregoso pues aquí la circulación ya es mínima y exclusiva de los todo terreno de los vigilantes del parque.

Vamos superando horquillas que nos dirigen al este y al oeste continuamente y nos ayudan a ascender la que ahora es montaña de mucha pendiente. 

Entre curva y curva podemos observar cada vez más al fondo la masía El Molar, cada vez más diminuta, y perdido en la falda de la montaña bajo el Turó de l'Home las casas del pueblecito de Montseny.

En la última foto que tomo de El Molar me quito la mochila para sacar el móvil, y el móvil lo dejo ya en el maillot, no lo devuelvo a la mochila. Lo que va a ocurrir se verá más adelante donde encontrarás  la explicación.




Secuencia de fotos donde se observa al fondo el pueblo del Montseny, y cómo la masía del Molar se empequeñece según se gana altura en el ascenso

Tras la última horquilla el camino ya toma la dirección del Pla de La Calma, además se adivina que debe estar por la carena de la montaña que tenemos frente a nosotros.

El desnivel de este último tramo es brutal, debe estar cerca del 18% , ya en la que parece última recta (y que no lo es) aparece el todo terreno con un guarda del parque natural.

De nuevo el camino siguiendo la ladera se adentra por breves momentos hacia nuestra derecha dirección Collformic y ahora sí, enfilamos la última recta, la última rampa que nos desemboca, ¡por fin! en un llano, el pla d'en Xixa, donde un indicador separa la dirección del Pla de la Calma de la opuesta, el pueblo de Montseny por donde hemos ascendido.

¡Por fin un llano!

Y solo unos metros más adelante, en leve descenso se alcanza el Vilar de la Castanya, un cruce de cuatro caminos, uno que viene del Pla de La Calma, otro de Cardedeu, el tercero del repetidor que hay en el Puig Drau y el cuarto de Montseny, nuestra ruta. 

 

El Vilar de la Castanya (observar en la foto que ya no llevo la mochila)

Mientras descansamos dos vehículos todo terreno descienden por el camino del repetidor del Puig Drau, parecen operarios de electricidad o similar a juzgar por los vehículos y material que llevan.

Abren la barrera que impide el paso de vehículos y siguen el camino al Pla de la Calma, nosotros hacemos lo mismo descendiendo por una ligera rampa rodeada de verdes campos de hierba.

Por fin aparece un soplo de aire, el altiplano del Pla de la Calma favorece en ello. Enseguida llegamos al cruce que nos hace seleccionar dirección Tagamanent a la izquierda o Collformic a la derecha, la que será nuestra opción, a esta zona le llaman Pedres Blanques.

Cruce de caminos, zona de Pedres Blanques (sigo sin llevar la mochila)

Y ya recorremos el Pla de la Calma dirección Collformic, es un altiplano que va tonteando en ascensos y descensos rompepiernas jugueteando entre los 1.200 y 1.300 metros de altitud.

Ya observamos a nuestra izquierda la ladera que nace en la plana de Vic, totalmente contraria por donde ascendimos. Al fondo del valle quedan los pueblos de Tagamanent, Centelles, Aiguafreda, Els Hostalets de Balenyà y al fondo la capital de la comarca : Vic.

Vistas a la plana de Vic. Se puede observar en la foto, encima del árbol, un ave rapaz.

Vistas a la banda del Turó de l'Home (al fondo)

Pla de la Calma

Voy pensando ya en reponer fuerzas, llevamos ya un desnivel acumulado de unos 1.000 metros, estoy ya deseando ver a lo lejos el restaurante de Collformic, en cada subida lo quiero divisar.

Y es en una de estas subidas rompepiernas, al final del Pla del Llamp, cuando me doy cuenta de lo que ocurre : no llevo puesta la mochila, me la he debido olvidar en algún momento de los que debí quitármela para coger el móvil y realizar alguna fotografía.

Mi ansiedad crece pues no se exactamente donde la he podido olvidar, más que nada el valor es la cartera con la documentación.

Pienso en el cruce de Tagamanent, pienso en El Vilar de la Castanya y pienso en el peor de los casos : en la última foto que realicé subiendo a El Molar, que debe estar como 200 metros de desnivel más abajo del Vilar de la Castanya, a unos seis kilómetros de descenso de donde nos encontramos.

Y a todos los grupos de gente, parejas, excursionistas que me cruzo voy preguntando, nadie la ha visto. Llego al cruce de Tagamanent no sin realizar un esfuerzo titánico pues mis reservas se van agotando, y nada de nada, no hay mochila.

Así que me dirijo al próximo objetivo : el Vilar de la Castanya, para ello debo ascender lo que antes fue descenso, cruzar la barrera y de nuevo nada de nada. Pregunto a un ciclista que está realizando estiramientos, me comenta que él ha venido por el camino de Cardedeu, evidentemente no ha podido ver nada. 

Pues está claro, me ha tocado el peor de los escenarios, debo descender como dos kilómetros con un desnivel de 200 metros hasta el lugar donde realicé la última foto, y pensando que no la haya cogido el guarda del parque, más que nada por el engorro de tener que localizarla.

Voy descendiendo lentamente por si quizás estuviese antes en algún otro sitio, aunque no recordaba habérmela quitado excepto esa última foto del Molar. 

Y aún suerte que llego al sitio y la mochila descansa a la sombra de una planta, posiblemente ello evitó que la pudiese ver el guarda, ha sido un mal menor. y aún puedo dar gracias.

De nuevo viene el peor tramo de retorno, debo de nuevo ascender esos dos malditos kilómetros con algunas rampas realmente duras y con el agotamiento que llevo encima, muy escaso de recursos y solo a base de agua pues para redondearlo me dejé los geles y barritas energéticas en casa, ¡menudo día!

Creo que aproximadamente una hora más tarde desde que descubrí el olvido, en la zona del Collet Terrús en el Pla de la Calma me reencuentro con mi compañero, que me proporciona una barrita para aguantar hasta Collformic.

Ya la bonita estampa que ofrecían las vistas desde el Pla de la Calma no me atraen, voy totalmente agotado, pasamos por el punto más alto del Pla de la Calma lleno de diminutas flores.


Diminutas flores



El punto más alto del Pla de la Calma

Desde este punto se inicia el descenso hasta el restaurante de Collformic donde nos sentamos a reponer fuerzas, recupero el bocata de mi mochila y con una cerveza entro en la gloria admirando la vertiente que sube desde el pueblo de Montseny, con el Turó de l'Home al fondo.


La vertiente del Montseny y el restaurante de Collformic

Después de reponer fuerzas tomamos el camino que va paralelo al restaurante, por la parte contraria por donde hemos descendido, el que denominan camino de la Castanya.

A un kilómetro encontramos un agradable rincón, la fuente Sot del Rector.



Seguimos descendiendo por un bosque de encimas sombrío, húmedo y a veces cerrado; como comenté al inicio esta ruta debía haberse realizado en ascenso, hubiésemos sufrido menos y sin calor, es más llevadera e incluso entretenida por las vistas y bosques.

El descenso es rápido, ya queda muy atrás Collformic, las vistas que aparecen de la ladera opuesta,  Saleres Velles, es impresionante.



Al fondo queda Collformic - Vistas de la zona de Saleres Velles

Encontramos la primera de las masías de esta zona de la Castanya, es la masía La Cortada. 
Enseguida la siguiente masía , Les Mirones, alguna de estas masías tienen una fuente de fresca agua a su lado.



 

Les Mirones y una fuente

Pasamos por al lado del camino que indica hacia Sant Cristófol de la Castanya, una señora amablemente nos dice que no tiene salida y seguimos descendiendo.
Ahora pasamos por la masía El Boscas y poco más abajo, justo al superar un cartel de información, aparece la masía el Vilar de la Castanya, actualmente propiedad de la Generalitat.


El Vilar de la Castanya

No mucho más abajo de El Vilar encontramos un agradable rincón, con una fuente e incluso con bancos y mesas de piedra.

 Fuente del Vilar de la Castanya

Y siguiendo el descenso llegamos a la siguiente masía, Adrobau y poco más abajo el Molí d'Adrobau, un precioso rincón formado en el frondoso bosque justo al paso de la riera de Collformic.

 El Molí d'Adrobau

Ya solo nos queda pasar por un estrecho donde una baranda protege del precipicio que protege de la caída a un fondo por donde corretea la riera.
Y desembocamos finalmente a la carretera, junto a la ermita de Sant Martí del Montseny. 
Ya solo nos queda descender por la carretera, pasamos junto al pueblo de Montseny donde dudamos si hemos perdido el camino de las piscinas, así que retrocedemos sobre nuestros pasos y ascendemos por la carretera de nuevo unos cientos de metros pero decidimos finalmente descender de nuevo.
Superamos el cruce de la carretera de La Costa del Montseny, y encontramos de nuevo el desvío que nos lleva a las piscinas y el punto de origen.
Total : unos 50 kilómetros con un desnivel acumulado de 1.300 metros, incluyendo los que he tenido que realizar para recuperar la mochila.
Una vez hecha esta ruta, decidimos volver a los dos días para realizar en sentido contrario.

-> Enlace a la segunda ruta.




Ruta y perfil


Kilómetros totales, incluidos los invertidos en recuperar la mochila