8 Diciembre 2018 - Sant Joan Les Fonts

El recorrido circular se inicia en una masía rural, Mas Molera, cercana a Sant Joan les Fonts.






Salida desde Mas Molera




Desde esta masía se inicia un recorrido que desciende por caminos que alcanzan pendientes cercanas al 25% hasta llegar a Sant Joan les Fonts; de estas pendientes nos acordaremos después al regreso al tener que ascender por ellas para finalizar el recorrido.
Recorremos la carretera GI-522 durante unos metros hasta alcanzar la Plaza Mayor, donde un gigantesco Cagatió nos recibe con su simpatía antes de que nos adentremos por la calle de Sant Antoni, llegamos al puente medieval por donde pasa el río Fluvià y alcanzamos la iglesia del mismo nombre que el pueblo.


                   El Tió                                                                                           Puente medieval


  
Iglesia Sant Joan les Fonts 

Con una ligera subida llegamos al camino de Castellar de la Muntanya, que desciende hasta cruzarse con  la riera de Bianya, por donde un puente nos deja al otro lado de la ladera.











                                                          Riera de Bianya



 
                           Curso del río Fluviá                                                                              

Aquí se inicia un ascenso que no da tregua ninguna, las rampas se suceden unas a otras, el camino tan pronto lleva dirección norte como sur, los zigzags se hacen habituales y ascienden sin descanso alguno, poco a poco se va cogiendo altura, es un ascenso duro de digerir, es largo y con desnivel bastante continuo, de unos 5 km aproximadamente y con rampas que alcanzan a veces el 15%, el pueblo empieza a aparecer entre el ramaje del bosque.



Vista del Vall de Bianya, con Sant Joan les Fonts
 
Y sigue el ascenso con las mismos porcentajes en las rampas, hasta alcanzar la bifurcación con el camí de vivers, donde nos libramos del bosque con vistas a Sant Joan les Fonts y nos adentramos en otro precioso bosque de robles con vistas al sur, hacia Castellfollit de la Roca, y que definitivamente vira a la izquierda para enfocarse directamente hacia Castellar de la Muntanya.

Valle orientado hacia Castellfollit de la Roca
 
Ahora el camino planea o en ocasiones tiene un ligero ascenso, pero es mucho más llevadero, hemos subido unos 300 metros de desnivel.
Entre el bosque aparece como un espejismo la masía Mas Prat, restaurada como hotel rural de lujo, incluido spa.
 
 
Mas Prat

Siguiendo el camino, que sigue planeando, enseguida se alcanza el poblado de Castellar de la Muntanya y al fondo de la ladera la iglesia de Santa Maria de Castellar; desde este punto del camino hay una buena visión de la nieve que cubre las altas cumbres de los Pirineos, frontera natural entre España y Francia por donde debe andar perdido el Canigó.




 
Iglesia de Santa María de Castellar
 

Vistas del Pirineo con nieve en las altas cumbres, frontera natural entre España y Francia
 
El bosque es cambiante, aparecen algunos pinos negros y hayedos que convierten el camino en una alfombra de hojas secas con su tono amarillento y marrón que lo cubren prácticamente en su totalidad, también de cuando en cuando aparecen riachuelos que lo cruzan alegremente.




El bosque



 Al fondo van quedando salpicadas masías aquí y allá, aparece la vall del Bac con toda su esplendorosidad y belleza mientras el camino sigue por la alfombra de hojas que desprenden las hayas y robles.
De golpe el camino entra en descenso, se adivina al fondo la vall del Bac, hay que abrigarse porque el bosque es húmedo y la temperatura baja.
Y así descendiendo se alcanza el punto donde se topan los dos valles de la zona : la vall del Bac junto con la vall de Carrera.

 
Punto de encuentro de la Vall del Bac y la Vall de Carrera
 
En este punto álgido llega la carretera en ascenso desde Castellfollit de la Roca, conocida como vall de Carrera, punto donde muere para dar paso a la continuación de la carretera que debe desembocar en Sant Pau de Seguries siguiendo el valle bautizado como vall del Bac.
Nosotros nos dirigimos en un vertiginoso descenso por asfalto hacia Sant Pau de Seguries, es rápido y pronunciado para alcanzar la vall de Triadú en su punto inferior.
Un momento antes de adentrarnos en el vall del Triadú, junto al cruce donde nace el camino que lleva a la iglesia de Sant Miquel de la Torre, hay a pie de carretera una fuente por donde brota fría agua de aspecto nival y adornada por un lavadero de los de antaño.

 
Fuente y lavadero



 
Vall del Triadú
 
La vall del Triadú, por donde circula la carretera, es húmeda, fría y sombría, no debemos circular por ella más allá de un kilómetro cuando aparece a nuestra izquierda el camino que asciende a la iglesia de Mare de Dèu dels Àngels de Llongariu.
El camino comienza enrabietado con una fuerte rampa continua de fuerte desnivel, sobre el 15%, en las zonas más húmedas los árboles están totalmente cubiertos de musgo.



Musgo

El bosque se hace espeso de robles y hayas, las hojas caídas amarillean por el suelo y simulan una alfombra parda donde solo algún riachuelo se atreve a cruzarla.
Al fin se abre el bosque en una explanada donde emerge una masía de dimensiones considerables, actualmente en reforma con objetivo de convertirla en alojamiento rural.
Justo a su lado emerge la iglesia de Mare de Dèu dels Àngels de Llongariu, donde un amarillento árbol la adorna dándole un aspecto otoñal.


Mare de Dèu dels Àngels de Llongariu

El camino retorna al bosque de amarillentas hayas, retorna de nuevo la alfombra de hojas con el Vall del Bac al fondo en la ladera derecha, todo ello en ascenso ligero y muy llevadero.


 
Por el camino quedan a la derecha dos iglesias más : Santa Magdalena del Coll, donde unos caballos corretean por sus alrededores, y Sant Feliu del Bac, que asoma al fondo entre el follaje del bosque.
Decidimos no parar en ninguna de ellas y seguimos por el camino que en un momento se divide en dos, a la derecha desciende hacia Sant Pau de Seguries por donde descienden unos motoristas de enduro y a la izquierda sigue ascendiendo hacia el Capsacosta por donde nosotros continuamos nuestro ascenso.
No pasan más de 10 minutos que oímos vehículos circular, unos motoristas, llegar a la carretera se hace inminente, estamos en el punto más alto del recorrido : el Capsacosta.
 
Iniciamos un descenso vertiginoso siempre teniendo como fondo la Vall de Bianya.

 
La Vall de Bianya descendiendo desde el Capsacosta


No nos hace gracia circular por asfalto, pero no tenemos otra opción hasta que no alcancemos la Vall de Bianya que está escondido en el fondo de las vistas panorámicas que ante nuestros ojos se abre curva tras curva.
Y en una de ellas, encontramos la via romana del Capsacosta, donde una columna la publicita y nos muestra por unas ingeniosas ventanillas cómo vivía y se organizaba el pueblo romano en la época, también muestra un mapa de los caminos romanos de la zona.


Camino romano del Capsacosta

El descenso continua, en la parte inferior del valle se adivinan los coches circulando por la N-260 una vez han superado los túneles construidos para unir Olot con la zona de Ripoll.
Entramos en el primer pueblo del valle : Sant Salvador de Bianya donde visitamos su iglesia.


Sant Salvador de Bianya

Como era de prever, entramos en la N-260, donde el tráfico es bastante intenso, salimos justo al cruce que hay al acabar el último túnel e iniciamos un rápido descenso, tan rápido que nos dejamos atrás el desvío de Sant Martí del Clot y nos vemos obligados a un par de kilómetros más abajo, virar a la izquierda por un camino que nos va a dejar en el que originalmente debíamos haber llevado junto a la riera de Bianya.
Se inicia un muy bonito camino verde, plano, junto a campos áridos y granjas, recuerda mucho al carrilet de Olot, cruzando la riera para ir circulando por sus riberas.
Llegamos a tocar Llocalou, unos metros antes en un puente, el último que cruzará la riera, descansamos y recuperamos algo de fuerzas, la riera es un cristal donde se refleja el paisaje.

 Riera de Bianya

Una pareja de alegres nutrias corretean medio escondiéndose buscando algo que comer, hasta parecen domésticas dada su tranquilidad paseando por nuestros alrededores.


Nutria

Retomamos el camino, cruzamos Llocalou, unas granjas y enseguida desembocamos en Sant Joan Les Fonts.
Nos queda el corto pero duro ascenso hasta alcanzar nuestro origen y destino : Mas Molera.


Últimas rampas del 25% 

 
Recorrido y kilometraje final