Misma ruta que realizamos hace dos días, pero esta vez correctamente, en sentido contrario a las agujas del reloj, sin duda vale la pena realizarla en este sentido, la subida es mucho más agradable por el bosque que se circula, más fresco por la sombra, la presencia de fuentes lo hacen más bonito si cabe y, por supuesto, la dificultad no es tan exigente debido a los descansos que a menudo vamos encontrando; totalmente opuesta a la anterior ruta realizada en sentido contrario donde fue imposible encontrar ni sombra ni descanso.
La cantidad de fotos que pueden verse en esta ruta es más reducida que en la anterior ruta, hay muchas que coinciden, por ello si quieres ver más fotos visita la otra ruta (enlace a la primera ruta).
Una vez más salimos de las piscinas del Montseny, bonito y sombreado merendero rodeado de bosque con un restaurant y pistas de paddel incluidas.
Volvemos por el camino asfaltado hasta la carretera para ascender hacia el pueblo del Montseny, dejamos poco más adelante a nuestra derecha la carretera de la Costa del Montseny.
Subir con una bicicleta de montaña por asfalto no es lo más adecuado, pero no hay alternativa, debemos superar unos 300 metros de desnivel hasta alcanzar el camino que se inicia en la ermita de Sant Martí del Montseny.
Iniciamos el ascenso por tierra, superamos las primeras rampas y enseguida vemos bonitas vistas al pueblo del Montseny, que ya se va quedando en el fondo del valle.
Vistas del valle con el pueblo del Montseny
Entramos en los inicios del bosque, ya divisamos en la ladera contraria el bosque de Saleres Velles
Hay algunas rampas duras que se combinan con descansos, el camino es muy llevadero y agradable.
Con la vista en Saleres Velles alcanzamos el paso estrecho sobre el precipicio que está protegido por las barandillas de madera.
El bosque se hace espeso, la sombra tapa totalmente el camino, la humedad del ambiente hace que el recorrido sea fresco y muy tranquilo mientras seguimos disfrutando de la vista del bosque de la ladera opuesta, Saleres Velles.
Saleres Velles
Llegamos al Molí d'Adrobau y sigue de nuevo el ascenso hacia el Vilar. Justo antes de llegar a la fuente del Vilar hay una dura rampa, la sombra y el frescor ayudan a superarla.
Dura rampa para llegar a la fuente del Vilar
Junto a la fuente nos hacemos unas fotos con el bosque frondoso de fondo, salpicado por algunos árboles que ahora están floreciendo con preciosas flores blancas.
Bosque frondoso con árboles florecidos
Dejamos atrás la fuente, con sus mesas y asientos de piedra ocupados por una familia excursionista, dejamos atrás el bosque y también dejamos atrás la masía del Vilar y ahora sí se complica el camino, se vuelve pedregoso, sin agarre y con un buen desnivel. Pero no tardamos mucho en superarlo, justo alcanzamos el cartel informativo del Vilar de la Castanya.
Según ascendemos van apareciendo diferentes masías, la primera El Boscas, después Sant Cristófol de la Castanya, esta vez decidimos desviarnos del camino y visitar la ermita.
Sant Critófol de la Castanya
Intentamos salir por la trasera de la ermita, pensando que el camino estaría por allí, pero mirando el GPS vemos que está lejano, así que decidimos retornar al camino y seguir ascendiendo por él.
Hay algunas curvas con un buen desnivel, de hecho están cimentadas posiblemente para ayudar a superarlas a los vecinos de las masías.
La siguiente masía es Les Mirones, y tras ella recorremos un pequeño replano rodeado de verdes y floridos pastos.
Verdes y floridos pastos.
(Obsérvese la casualidad de haber fotografiado un insecto en pleno vuelo, en la línea de horizonte)
La siguiente masía y última que nos encontramos es La Cortada, que va a servir para despedir la zona de La Castanya y adentrarnos en el bosque de encinas que debe desembocar en Collformic.
Ya solo es cuestión de ir ascendiendo de forma suave y continuada, la sombra ayuda y la frescor se hace notar, hay rincones realmente bonitos, uno de ellos la fuente del Sot del Rector donde decidimos hacer una parada para comer algo.
Vista del valle del Montseny, el Turó de l'Home en el horizonte
Giramos a nuestra izquierda y cruzamos la barrera que impide el paso a vehículos, seguimos ascendiendo para ir a encontrarnos con el Pla de la Calma.
Flores en Vilar de la Castanya
Todo sucede muy rápido, si ascendiendo no encontramos un replano donde descansar, ahora descendiendo no hay que dar a los pedales, es una bajada continua.